Planificar en la incertidumbre vale doble
- Matias E. Roldan
- 11 abr 2024
- 3 Min. de lectura
Dentro de las prácticas innovadoras de la gestión pública, la planificación a mediano y largo plazo es, por lejos, una de las herramientas y habilidades más importantes para los tomadores de decisiones.
Un gobierno sin planificación no es más que una improvisación adornada con muy buenos discursos (o no necesariamente tan buenos). Pero, en momentos de incertidumbre como los que se viven actualmente en Argentina, la improvisación o la “planificación de lo inmediato”, terminan por derrochar los escasos recursos disponibles para el sinfín de demandas sociales emergentes.
Ahora bien ¿Cuáles son las acciones más eficientes para poder planificar en un contexto cambiante y casi desconocido? Lo principal es eficientizar el uso de las herramientas disponibles y hacerlo de una manera responsable y participativa.
Por ejemplo, desde el año 2012, la ciudad de Córdoba cuenta con la Ordenanza N° 11.942 que establece al Plan de Metas Municipal:
"(...) como Instrumento de Planificación e Información Ciudadana, mediante el cual el Intendente al iniciar un nuevo período de Gobierno, presenta las metas de su Programa de Gestión, estableciendo las acciones estratégicas, los indicadores y objetivos(...)”.
Para ello, el intendente en curso, tiene 120 días de corrido para presentar este instrumento, desde el día que asuma su gestión (con posibilidad de extenderse hasta 30 días más, solo habiendo dado a conocer la extensión al consejo deliberante).
En el caso de Córdoba, la actual intendencia, habiendo asumido el día 09/12/2023, debía presentar su Plan de Metas 2024-2027 hasta el pasado domingo 8 de abril de 2024. O al menos haber solicitado la extensión del plazo de presentación, en conjunto con la comunicación y difusión del mismo, a la sociedad.
Pero, ¿Porque preocupa que, a la fecha, no se tenga noticias de este instrumento?
Desde que inició la gestión actual, la municipalidad ha desarrollado políticas y programas que persiguen objetivos a mediano plazo; o que abordan agendas (nacionales e internacionales) que requieren y exigen de instrumentos como el Plan de Metas.
Es decir, se han presupuestado, ejecutado e implementado programas y políticas que: o carecen de un marco de planificación integral y colectivo, o se generan desde una planificación compartimentada (con una acefalía en la proyección de la ciudad de Córdoba).
Algunas de las acciones desarrolladas, que plantean tener marcos de gestión y planificación, por ejemplo, son:
La Asamblea Nacional por la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (próxima a desarrollarse), la celebración de programas/ acuerdos como el de Modelo de Ciudad Resiliente, la creación de organismos como la creación del Ente de Fiscalización y Control, el desarrollo de políticas de Gestión y Desarrollo Urbano desde ordenanzas inconsultas, entre otras.
Sin contar la promoción de Córdoba como una ciudad sustentable, resiliente e inclusiva; con proyectos (públicos y privados) como lo es la nueva sede del Consejo Deliberante o incluso la misma coordinación del congreso de Participación Ciudadana y Descentralización; dejan en claro que Córdoba avanza y acciona, pero hacia un rumbo que no se comunica, no se difunde y desconocido para casi la totalidad de sus habitantes.
Así también presenta cierta peligrosidad que el proyecto de Plan de Metas termine siendo una “tarea” más, realizada por privados o terceros, como un “entregable” por parte de la gestión y no como un proceso integral, generado “por y desde” la intendencia, para el bienestar de los ciudadanos.
Para quienes nos formamos y trabajamos en el diseño, análisis, evaluación y mejora de políticas públicas, entendemos que los tiempos de los procesos participativos y de planificación no siempre acompañan o se dejan acompañar por los tiempos “de la política”.
No obstante, poder aprovechar y cumplimentar con las herramientas legales, termina siendo la principal y más eficaz herramienta de gestión, en épocas donde los gobiernos deben dar respuestas a los requerimientos y problemas sociales emergentes, con muchos menos recursos disponibles.
Es así que, en un escenario donde los ciudadanos de a pie, en sus roles de vecinos/as, comerciantes, empleados/as, empresarios/as, contribuyentes y usuarios/socios de la gestión pública, observamos que la improvisación y la crisis van de la mano y se potencian, es que entendemos que la gestión municipal de Córdoba está acumulando una deuda programática y responsable con nosotros: el decirnos hacia dónde iremos como ciudad.
Por ello, y a 4 días de vencido el plazo que el ejecutivo municipal tenía para presentar su Plan de Metas Municipal, solo nos resta esperar que los marcos legales se cumplan; y desear que nuestros gobernantes entiendan que: “planificar, en tiempos de incertidumbre, para nosotros, vale doble.
Comentarios