NO GESTIONES SIN DECIRME A DONDE VAS **El hacer vs el planificar, de la política Cordobesa.**
- Matias E. Roldan

- 21 dic 2020
- 11 Min. de lectura

Al igual que muchos dicen ser quienes expresaron la frase: “He who fails to plan is planning to fail” (quien falla al planificar, está planificando fallar), al llegar el final de cada año, gestiones políticas (gobiernos locales, regionales, espacios oficialistas u opositores, ejecutivos o partidarios) se desviven por hacer un recuento de acciones realizadas a lo largo del periodo. En la mayoría de los casos –y dependiendo si es un espacio ejecutivo o no- los balances o rendiciones de cuentas son escasos. Son hábitos prácticamente inexistentes desde lo voluntario o generados por circunstancias de exhortación o conveniencia.
Ahora bien, la ausencia de balances anuales de gestión y/o la presentación escueta de éstos, rara vez es criticado más allá de la exigencia de explicaciones, por parte de grupos específicos (actores de la sociedad civil, opciones y/o afiliados exigentes). Pero ambos casos esconden un trasfondo preocupante -justamente en un año donde la gestión y gestión de crisis, desnudaron distintas falencias presentes en la gestión política Cordobesa- el cual es: LA AUSENCIA DE PROCESOS DE PLANIFICACIÓN Y PROGRAMACIÓN DE LA GESTIÓN POLÍTICA.
Ya se habló anteriormente sobre la necesidad de líderes políticos que planifiquen en vez de improvisar (Ver más AQUI). En este caso no nos enfocaremos en la existencia o ausencia de capacidad, por parte de los líderes políticos, de idear y programar acciones. Sino en la necesidad e importancia de la planificación estratégica en una gestión política (partidaria o ejecutiva) como aspecto central de la rendición de cuentas. Sin planificación no hay evaluación, y sin evaluación no hay posibilidad de mejorar (o visibilizar fácilmente que se ha fallado). Es decir, si no sabemos hacia dónde vamos, no podremos decir si hemos avanzado.
Tal como enuncia la cita, al inicio del texto, perteneciente al ex presidente de EE. UU. Benjamín Franklin y reconocida por ser parafraseada por el político Sir Winston Churchill, una gestión política [1]que no prioriza la planificación de sus objetivos, ideales y metas, termina participando en la carrera "del hacer" para mostrar que se mueve, pero no necesariamente eso implica un avance. Ahora, esa incertidumbre ante un avance real o meramente simbólico, no sólo se enfrenta al momento de rendición de cuentas de lo que se hizo o no, sino específicamente al momento de tener que defender porque una política pública falló. Es decir que la planificación de la gestión y la rendición de cuentas, no sólo van de la mano en los nuevos modelos de gestión pública, sino que terminan siendo consecuencia directa, una de la otra.
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Bajo esta mirada, de relación directa entre planificación y rendición de cuentas, abordaremos brevemente la gestión de 3 actores políticos: el oficialismo cordobés (quien “hace” y solo “hace”), la oposición cordobesa (es quien “controla”, pero ¿planifica?) Y las agrupaciones de militancia partidaria (¿están exentas de planificar o replican los modelos de sólo hacer?)
OFICIALISMO CORDOBES (quien “hace” y solo “hace”)
A nivel provincial, Córdoba viene sufriendo una serie de contradicciones ejecutivas, por parte de su Gobierno. Desde hace más de 2 gestiones, el oficialismo provincial -quién actualmente conforma también la cúpula de la ciudad capital- viene trabajando en distintos planes y programas enfocados directamente en la realización de obra pública.
Cabe aclarar que en 2020, año de la pandemia de coronavirus, la obra pública tuvo uno de los descensos más significativos de los últimos 20 años, pero qué gracias a esta programación de acciones, se ha podido reactivar, generando así un leve aumento del empleo.
Pero ¿hay algún problema relacionado con que la gestión provincial se dedique íntegramente a “hacer por Córdoba”? SI!. En principio, el desarrollo de infraestructura pública es la principal obligación del gobierno. Lo negativo está, en qué tanto la Jefatura de Gobierno de la provincia, como sus ministerios y secretarías, están abocados únicamente al hacer, por sobre el planificar o pensar a futuro.
Si se toma el caso de la circunvalación y su cierre, si bien es una obra que beneficia ampliamente a miles de habitantes, es visible el enorme impacto negativo causado a millones de ciudadanos, por los intereses de las deudas, contraídas en dólares, para dicha obra.
Es decir, tanto en acciones pequeñas como en infraestructuras de gran envergadura, el Gobierno provincial viene decidiendo actuar primero y pensar después, sin tener en cuenta los efectos negativos o los beneficios realmente palpables, de cada acción.
Por otro lado, y en áreas sensiblemente más complejas, como la gestión ambiental y de cambio climático, o el ordenamiento ambiental territorial (por citar problemática complejas e interdisciplinarias) está claro que se visibiliza una total ausencia de programación o planificación de acciones a largo plazo.
Si bien no es extraño que los gobiernos se dediquen a realizar obras visibles en preferencia de acciones más relevantes pero invisibles, (y la hora de abordar problemas complejos o emergentes) terminan por impactar de lleno en la imagen de los gobiernos. Parafraseando a un docente local, por no pensar a largo plazo, a la larga, los problemas explotan en la cara. Situación concreta de esto, es la enorme deuda y complicación fiscal que presenta la provincia de Córdoba a la fecha. Lo complicado de esta situación, es que exacerba o repite obligatoriamente, la necesidad de realizar la práctica que nos llevó hasta este lugar: necesitamos improvisar, en vez de planificar, para poder salir de la crisis, a la que llegamos por no planificar .
La ciudad de Córdoba tiene toda una situación particular al respecto. Tras dos gestiones municipales qué hicieron poco y nada en cuanto a la planificación integral de la ciudad, las cuales lejos de resolver problemas, creó nuevos o magnificó ya existentes, actualmente transcurre una gestión qué recién asume, y a 10 días de terminar el año decidió presentar recién, su plan de metas.
Cabe aclarar que la gestión municipal actual se está destacando por desarrollar un sin fin de acciones (mayormente cosméticas desde la infraestructura o aisladas desde lo programático) que, lejos de basarse en un plan macro, terminan demostrando repetir el modelo de: acción por encima del proyectar a futuro.
Uno de los ejemplos más claros de la “hiper-acción” municipal se puede observar en la rama o el eje de actividades ambientales. Actualmente la gestión municipal se está encargando de promocionar dos macro-programas: el de reforestación (con la plantación del árbol número 10.000 en lo que va del año, donde la línea de base no plantea si son necesarios 9000 o 100.000; si los árboles son autóctonos o no, en qué lugares se han plantado y si eran de necesarios en el lugar o si contaban con la capacidad ecológica de recibir nuevos individuos vegetales; o cual es el porcentaje de supervivencia de esos árboles, etc).
Por otro lado el programa de limpieza de basurales a cielo abierto en la ciudad. Acción que se encuentra cruzada por costos operativos muy elevados, sinergizada negativamente, con el solapamiento de actividades y responsabilidades entre el ente Córdoba Obras y Servicios, la secretaría de ambiente, las empresas de recolección de residuos contratadas y nuevos organismos asociados a la gestión ambiental. Es decir, Hola realizan acciones que están dentro de las responsabilidades de la gestión pública local, pero con una atomización de las competencias, que prácticamente neutraliza la capacidad de control y monitoreo.
LA OPOSICIÓN CORDOBESA (es quien “controla” pero ¿planifica?)
La situación de la oposición cordobesa, tanto en la legislatura como en el Concejo Deliberante, presenta la particularidad de que ambos recintos contienen la mayoría absoluta por parte del oficialismo, generando una dinámica de trabajo bastante poco ventajosa para los sectores que pretenden controlar el poder.
No obstante, y principalmente en la legislatura de la provincia, determinado actores políticos han podido superar el rol meramente administrativo, de ser oposición, para poder generar observaciones, a la problemática oficialista del “hacer por hacer”.
El problema viene arraigado, precisamente, cuando la oposición no identifica que el pedido de información hacia el Ejecutivo, y/o la revisión de cuentas y acciones oficialistas, lejos de ser una estrategia, son nada más y nada menos que el trabajo mínimo y básico que deben realizar. Es decir, al igual que al oficialismo no debe aplaudírsele por realizar obra pública, a la oposición no debería aplaudírsele por realizar control de poder. Al contrario, personalmente creo que a la oposición se le debe exigir, por igual o aún más, la necesidad de demostrar y poner en práctica la capacidad de planificar sus acciones.
Obviamente el juego político en un recinto copado por una mayoría oficialista, no sólo presenta un desafío, sino casi una imposibilidad de poder hacer una gestión eficiente del control del poder. Sin embargo, si las oposiciones cordobesas critican la gestión improvisada y la acefalía programática importante -del ejecutivo- la cuestión es: ¿porque la oposición tampoco se preocupa por programar de planificar sus acciones?.
Es muy común observar que la oposición (en el honorable Concejo Deliberante de la ciudad es donde más sí oye) plantea como discurso general: que la mayoría oficialista bloquea proyectos y hace oídos sordos a pedidos de información.
Ahora bien, si el juegos político de 2 o más actores, depende exclusivamente de uno (el mayoritario) la misma democracia se ve injustificada, tanto en los totalitarismos oficialistas como en las excusas opositoras.
Si la ciudad de Córdoba ha dado (y muchos), a lo largo de estos últimos 15 años, son ejemplos de incidencia política desde las organizaciones de la sociedad civil. Obviamente los intereses entre los poderes opositores y las organizaciones civiles son distintos, pero preocupa la falta de aplicación de los métodos de incidencia, por parte de unos (los políticos opositores), como también la poca articulación que se desea generar desde otros (OSC).
Esto nos lleva a organizaciones civiles críticamente limitadas, pero con muchísimo más poder de penetración en la toma de decisiones, que los mismos bloques minoritarios en los espacios legislativos.
Por otro lado, cristaliza oposiciones con nula capacidad de planificar incidencia y/o programar objetivos -a corto y mediano plazo- sobre gestiones que no sean acciones obvias que respondan a su razón de existir.
También preocupa la ausencia consecuente de rendición de cuentas eficientes, por parte de los espacios opositores. Es obvio que ante una falta de planificación oficialista, el Gobierno manejará los datos de forma conveniente, para brindar o no, explicaciones a la sociedad.
Pero, la oposición ¿sobre que debe rendir cuenta? ¿sobre lo que se supone que debe hacer; o sobre las cosas que se supone el oficialismo bloquea?.
Sin ánimo de responder esto en nombre de ningún representante de la oposición, desde lo técnico observamos la vital importancia de incorporar una planificación estratégica, dentro de las acciones opositoras y de control de poder. Que al menos sirvan de empuje para intentar lograr una incidencia en la toma de decisiones; acción que organizaciones de la sociedad civil -con muchos menos recursos y llegada- logran alcanzar de una forma ampliamente superadora, a la que pueden llegar a alcanzar los representantes elegidos por la sociedad.
AGRUPACIONES MILITANTES (¿están exentas de planificar o replican los modelos de “solo hacer”?)
Por último, pero no menos importante, nos encontramos con espacios extremadamente particulares, como lo son las agrupaciones militantes de los actores de la gestión política.
Para algunos autores, las agrupaciones militantes nacen y sobreviven con el único objetivo de ser la fuerza de trabajo y/o de promoción per se, de las acciones que una agrupación política obra, por fuera de la función representativa/democrática.
Para otros autores, las agrupaciones militantes de política tienen un rol mucho más importante que ser la mano de obra proselitista, pudiendo llegar a identificarse como semillero y núcleo de formación para futuros dirigentes.
Ahora, si anteriormente planteamos que tanto la oposición como el oficialismo se jactan de ser los principales actores, en un juego eterno de política agonal, donde sólo se ostenta lo que están obligados a hacer, cabe preguntarnos: ¿cuál es la dinámica que tienen o a la que responden las agrupaciones militantes?
Claramente dejando de lado la dinámica costumbrista del despotismo y amiguismo qué movilizan y “aceitan” los engranajes de la política, en especial la cordobesa y Argentina, la respuesta es clara: Las estructuras y valores que se difunden desde los espacios ejecutivos, son los que se replican y potencian desde los espacios militantes.
Por consiguiente, si tenemos un oficialismo enfocado exclusivamente en “hacer por hacer”, la justificación o razón de existir de su militancia, será exclusivamente la de ser mano de obra para las acciones que deban prestar relevancia a la gestión ejecutiva.
En cuanto a la oposición, si ésta sólo se identifica como una fuerza bloqueada y limitada por razones externas, (qué lejos de enfocarse en planificar su incidencia política o al menos intentar descifrar cómo lograr un ejercicio de programación interna) y se dedica a cumplir con su rol de interpelación -con pausas excusadas en ser minoría- el rol de las agrupaciones militantes será el de replicar la ausencia de visión en cómo poder planificar para incidir.
Algunos autores asociados a la dinámica y análisis organizacional plantean incluso que la identidad de espacios políticos, impacta de lleno en la dinámica de trabajo que los espacios militantes sostienen. Es decir, algunas fuerzas políticas no es que no se identifiquen como posibles oficialistas algún día, sino que se aferran inconsciente pero fuertemente a qué su existir se basa en que “son solo oposición”.
Si bien se puede discutir con los representantes políticos sobre si esta mirada es o no así, no resta mucho análisis para darse cuenta que dicha percepción (la de SOMOS OPOSITORES, en vez de decir HOY estamos de este lado) está totalmente arraigada.
¿Cómo lo vemos? Simple: las acciones son solamente las de denunciar o investigar, lejos de siquiera darse cuenta que para algún día ser oficialismo es necesario el ejercicio de planificar “qué y cómo” lograr lo que se pretende alcanzar.
Dicha percepción desciende en cascada desde las autoridades del partido hacia los militantes individuales, creando claramente un sentido de pertenencia bastante complicado. Sí a esta situación le sumamos que la militancia sirve como semillero de formación, los espacios proselitistas, terminan siendo replicadores académicos de la falencia de percepción de las autoridades.
CONCLUSION
Con todo este panorama tan particular, dónde la guerra fría entre oposición y oficialismo se centra en promocionar que hacen lo que deberían (con una escasa o nula planificación del por qué o con perspectiva a mediano plazo) nos encontramos con una política cordobesa qué lejos de planificar, termina siendo especializada en “correr detrás de la pelota.”
Si la pandemia cristalizó situaciones de larga data pero de complejidad creciente, día a día, es la de le existencia de líderes políticos con una gran capacidad de poder improvisar (no así una improvisación eficiente), como también la del estancamiento de oposiciones qué lejos de programar (en una simulación de futuros ejercicios oficialistas) termina copiando vicios de improvisación de a quienes controla, pero ni siquiera teniendo el poder de incidencia para la toma de decisiones.
En un mundo donde el uso de la tecnología se vio exacerbado obligatoriamente por la cuarentena que vivimos como país -y como planeta-; y donde el acceso a la información y capacidad de creación de nuevas competencias, lejos de ser un obstáculo es prácticamente una oferta diaria, preocupa cómo el juegos político, y las futuras generaciones de líderes políticos (hoy militantes), se siguen resistiendo a la planificación en la gestión pública.
Creemos que el 2021 generará nuevos espacios donde los políticos -actuales y futuros- se verán exhortados a incorporar herramientas como los planes de metas de gestión, la perspectiva de diseños de políticas públicas participativas, la promoción del monitoreo ciudadano y la contabilidad como una obligación y no como un plus, la generación de indicadores y objetivos específicos de seguimiento de gestión, etc. De no ser así, Creemos que en el corto plazo, la generalización de una imagen negativa hacia los actores políticos existentes comenzará a tomar más homogeneidad en la sociedad, exigiendo que los futuros líderes políticos no solo piensen, sino que deban demostrar capacidades concretas de planificación y programación de sus acciones a corto, mediano y largo plazo.
Si tenemos espacios políticos qué lejos de decirnos a dónde desean ir y cómo lo harán, solo nos muestran una lista de acciones -la cual es mayormente son sus obligaciones- lejos de llegar a buen puerto, o siquiera estar estancados, comenzaremos a observar con mayor claridad que la de hoy, como cada paso que hacemos, es hacia atrás!
COMO SALUDO FINAL, DESEAMOS DESDE LA CONSULTORA AGRADECER SU TIEMPO, AL LEER NUESTRAS PUBLICACIONES, Y LOS COMENTARIOS RECIBIDOS SOBRE NUESTRAS COLUMNAS DE OPINIÓN.
ESTAMOS CONVENCIDOS QUE EL AÑO QUE VIENE REPRESENTARA UNA SERIE DE DESAFÍOS, PARA LA GESTIÓN POLÍTICA Y LA SOCIEDAD TODA, DÓNDE LAS EXHORTACIONES DE HACER LAS COSAS BIEN Y ENFOCADAS A MEDIANO Y LARGO PLAZO, SE HARÁN OÍR CADA VEZ MÁS FUERTE.
LOS ESPACIOS POLÍTICOS QUE SEPAN ESCUCHAR, CANALIZAR E IMPLEMENTAR ESTAS EXIGENCIAS, SERÁN ACREEDORES DE UN APOYO CADA VEZ MÁS ESCASO E INCRÉDULO POR PARTE DE LOS CIUDADANOS. Y QUIENES NO LO LOGREN HACER, SE VERÁN ENVUELTOS EN LA NECESIDAD URGENTE DE REFORMARSE Y RE-PENSARSE COMO REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD.
LES DESEAMOS LOS MEJORE AUGURIOS Y FELICIDADES EN ESTAS FIESTAS!
[1] Cabe aclarar a qué preferimos hacer uso del concepto gestión política, porque pretendemos abarcar las acciones y decisiones tanto de espacios políticos ejecutivos, Actores del oficialismo y sobre todo de la oposición, como también agrupaciones partidarias pertenecientes a las clasificaciones anteriores.



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